André Gide:
“El Inmoralista”:
_________________________________________________________________
Reseña:
“LA MAYORÍA PIENSAN QUE NO OBTENDRÁN DE SÍ MISMOS NADA BUENO SI NO ES DOMINÁNDOSE; SÓLO SE GUSTAN FALSEÁNDOSE… CADA CUAL SE PROPONE UN MODELO, DESPUÉS LO IMITA; NI SIQUIERA ESCOGE EL MODELO QUE IMITA; ACEPTA UN MODELA YA EXISTENTE”…(IBD. ANDRÉ GIDE. “EL INMORALISTA”).-
“SABER LIBERARSE NO ES NADA, LO ARDUO ES SABER SER LIBRE” (IBD. ANDRÉ GIDE. “EL INMORALISTA”).-
Michel es una persona convencional, un intelectual profundamente imbuido de la fe hugonota, casado con su prima Marceline, a la que ama sin pasión. Todo parece ir bien cuando una enfermedad le pone al borde de la muerte, de la que le salvan tanto los cuidados de Marceline como su férrea voluntad de vivir. Mientras convalece, se transforma su actitud ante la vida: se convierte en un apasionado de la salud corporal, que él identifica con la energía, la sensualidad que percibe en los jóvenes de Biskra, la luminosa ciudad de Argelia adonde ha ido a reponerse. Los grandes valores morales se disuelven en el mar de sus instintos, que ha convertido en la piedra de toque de su libertad. Publicada en 1902, El inmoralista es “el libro más directo, el mejor construido, más limpio y sencillo de trama” de Gide, según el periodista y político Léon Blum; una parábola sobre la dialéctica entre la naturaleza y la moral, así como una reflexión sobre el despliegue de la libertad individual.-
____________________________________________________________________________
André Paul Guillaume Gide (1869/1951). Premio Nobel de Literatura 1947.-
____________________________________________________________________________________________________
Frases de “El Inmoralista”:
“Cuando se hizo de noche, Michel dijo: Queridos amigos, os sabía fieles… Habéis acudido a mi llamada, tal como yo hubiera acudiddo a la vuestra. Ojalá pueda vuestra amistad, que tan bien resiste la ausencia, resistir también el relato que quiero haceros… Porque me hallo en un punto tal de mi vida que no puedo ir más allá. No por lasitud, sin embargo. Sino porque ya no comprendo. Necesito hablar… Saber liberarse no es nada; lo arduo es saber ser libre”…
“Hasta aquel instante yo reemplazaba el amor con una especie de galantería… Estaba cansado, me abandonaba sencillamente. Al fin y al cabo: ¿qué ofrecía la vida?… Había trabajado bien hasta el final, había cumplido con resolución y pasión mi deber… Lo demás, ¿qué importa?, pensaba yo”…
“Había olvidado que estaba solo, no esperaba nada… Me parecía que hasta aquel día, a fuerza de pensar, había sentido tan poco, que ahora me asombré: mi sensación se hizo tan fuerte como un pensamiento… He dicho: me parecía… porque, desde el remoto pasado de mi primera infancia, despertaban al fin en mí mil resplandores, mil sensaciones perdidas. La conciencia que volvía a adquirir de mis sentidos me permitía el inquieto reconocimiento. Sí, mis sentidos, despiertos a partir de aquel momento, reencontraban toda una historia, recomponían todo un pasado. Jamás habían dejado de vivir, descubrían, incluso a través de mis años de estudio, una vida latente y astuta”…
“No pensaba en nada; ¿qué importaba el pensamiento?. Sentía de un modo extraordinario… Y, por un instante, un ruido nuevo. Abrí los ojos. Era el viento ligero entre las palmas; no descendía hasta nosotros; sólo agitaba las hojas altas de las palmeras”…
“Luego llovió; una lluvia helada que, allá en el horizonte, al norte, cubría de nieve las montañas… Días lúgubres”…
“Esta tierra africana, cuya espera yo desconocía, tras haber estado largos días sumergida, despertaba ahora del invierno, ebria de agua, deslumbrante de savias nuevas”…
“Ya era tarde; ni un ruido; ni un soplo; inluso el aire parecía dormido…. Pero en el sueño yace aún un latido de vida… Aquí nada parecía dormir, todo parecía muerto”…
“Descubrí que algo había, si no suprimido, por lo menos sí cambiado mi gusto: era el sentimiento del presente. La historia del pasado adquiría ahora a mis ojos aquella inmovilidad de la muerte. Antes yo me complacía en aquella misma fijeza, que favorecía la precisión de mi espíritu; todos los hechos de la historia se me presentaban como piezas de museo… Ahora, si algún placer podía hallar aún en la Historia, era imaginándomela en presente”…
“Nada más trágico que la lenta convalecencia para quien creyó morir. Cuando las alas de la muerte nos han rozado, lo que parecía importante ya no lo es; otras cosas lo son, cosas que no parecían importantes, o cuya existencia ni siquiera se conocía”…
“Mi esfuerzo constante era el de rechazar o suprimir, de un modo sistemático todo lo que creía deber tan sólo a mi pasada educación, a mi primera moral… Mi voluntad jamás había estado exaltada como lo estaba ahora para tender a esa perfección desconocida que yo imaginaba confusamente”…
“Enseguida comprendí que las cosas peor reputadas (la mentira, por sólo citar ésta) sólo resultan difíciles de hacer en la medida en que jamás se han hecho, pero que todas se convierten, y muy aprisa, en fáciles, agradables y sencillas de repetir, y enseguida, en naturales”…
“Nuestra felicidad en esta etapa final del viaje fue tan pareja, tan tranquila, que no tengo nada que contar. Las más bellas obras humanas son obstinadamente dolorosas. ¿Qué sería el relato de la felicidad?. Nada. Sólo cuenta lo que la prepara y lo que la destruye”…
“No quiero recordar… Si lo hiciera, creería entorpecer la llegada del futuro y ayudar al pasado a ganar terreno… Gracias al perfecto olvido del pasado he creado la novedad de cada hora. Jamás me basta con haber sido feliz. No creo en las cosas muertas, y confundo el ya no ser con el no haber nunca sido”…
“Ya no se trataba de la Historia… A fuerza de acosar a los muertos, tuve la osadía de pretender que ellos me brindaran alguna secreta revelación sobre sus vidas”…
“Ya no hacía caso de la Historia. ¿Cómo una respuesta antigua hubiera podido satisfacer mi nueva pregunta?: ¿Qué es el Hombre?: He aquí lo que me importaba saber. Lo que el Hombre ha dicho hasta ahora, ¿es todo cuanto podía decir?. ¿No ha ignorada nada de sí mismo?… Y, día a día, iba creciendo en mí la confusa sensación de que las culturas, las decencias y las morales encubrían, ocultaban, asfixiaban tesoros intactos…Poco faltaba para que no viera en la honradez otra cosa que reservas, convencionalismos o miedo. Me hubiese gustado encomiarla como un raro obstáculo; nuestras costumbres habían adoptado la forma recíproca y trivial de un contrato”…
“En Suiza (la honradez) formaba parte de la comodidad… Las personas honestas me horrrizan. Si nada tengo que temer de ellas, tampoco tengo nada que aprender… ¡Honrado pueblo suizo!. Portarse bien no vale nada… sin crímenes, sin Historia, sin Literatura, sin Artes… Un robusto rosal sin espinas ni flores… Y, sin embargo, ahora que, en medio de mi ociosidad, el detestable pasado recupera su fuerza, ésos son, entre todos, los recuerdos que me obsesionan. Rápidas carreras en trineo, jubiloso azote del aire fresco, salpicaduras de la nieve… Aquel descenso hacia Italia tuvo para mí todos los vértigos de una caída”…
“Hacía demasiado tiempo que no reíamos sino en la sombra… La carencia me embriagaba, y yo estaba tan ebrio de sed, como otros lo están de vino. El ahorro de mis energías era admirable; en el umbral de esta tierra tolerante y conmovedora, estallaban todos mis apetitos… Hacía mucho tiempo que el mal tiempo había cesado; la estación avanzaba; y, de repente, florecieron los almendros. Estábamos a primeros de marzo”…
“Con frecuencia pienso en aquellas lágrimas y, ahora, creo que, sintiéndose ya condenada, lloraba de nostalgia de otras primaveras. También pienso que existen fuertes alegrías para los fuertes, y alegrías débiles para los débiles, a quienes las alegrías fuertes herirían”.
“Lo que ella llamaba Felicidad, era lo que yo llamaba Quietud… Paso a paso íbamos deshaciendo nuestro primer viaje, remontándonos hacia el origen de nuestro amor”…
“Todo está dentro del Hombre”…
“Forzado a vivir en la espera, conservaba yo, como Descartes, una forma provisional de obrar”…
“¿No comprendes que nuestra mirada desarrolla, exagera en cada uno aquello sobre lo que se fija?. ¿Y que lo convertimos en lo que pretendemos que es?”…
“A veces pienso que mi verdadera vida no ha empezado todavía… Arrancádme de aquí, ahora y dadme razones para existir. Yo no sé ya encontrarlas. Tal vez me he liberado, pero ¿qué importa?: Sufro por esta libertad sin empleo. Debo demostrame a mí mismo que no he transgredido mi derecho. Aquí toda búsqueda es imposible, tan unida va a la voluptuopsidad al deseo. Pasa el tiempo y llega la noche. Arrancádme de aquí; yo no puedo hacerlo por mí mismo”…
_________________________________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________________________________
Fuente Original Post:
Gide André. “El Inmoralista” (“L´Inmoraliste”). Buenos Aires. Sudamericana. 2008.-_________________________________________________________________________________
Links Post:
http://www.paradigmalibros.com/libros/7/987566394.html
http://www.booksfactory.com/writers/gide_es.htm
http://livres.fluctuat.net/Andre-Gide/livres/l-immoraliste/
http://kalistina.over-blog.com/article-11223316-6.html
¡Me quedé con una curiosidad inmensa por encontrar este libro! La verdad, no había sabido de él hasta ahora.
Saludos Silvi, es una buena lectura ésta de Gide 😉
Aquileana.-
[…] https://aquileana.wordpress.com/2009/01/04/andre-gide-el-inmoralista/ […]
“SABER LIBERARSE NO ES NADA, LO ARDUO ES SABER SER LIBRE”…
QUÉ EXCELENTE, ESTA FRASE…
AQUILEANA 🙂
(BY HERSELF).-
[…] – Sobre El Inmoralista de André Gide en La Audacia de Aquiles […]
“Tengo horror al reposo; la posesion lo estimula y uno se adormece en la seguridad; amo bastante vivir para aspirar a vivir despierto, y mantego, pues, en el seno de mis riquezas mismas ese sentimiento de estado precario, merced a lo cual exaspero, o al menos exalto mi vida. No puedo decir que amo el peligro, pero amo la vida azarosa y quiero que ella exija de mi, a cada instante, todo mi valor, toda mi dicha y toda mi salud… “
.¡Qué hermosa frase! Me encantó ¿es de André Gide?
Sí, es del propio André Gide, saludos, Aquileana 😉
Reblogged this on Siempre a flor de piel.