Friedrich Nietzsche: “Entre el Antigermanismo y lo Dionisíaco”:
(Por D. A Fuks).-
Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844/1900).-
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Pocas veces la humanidad ha recibido un legado cultural que ha merecido tan encontradas interpretaciones como la obra de Nietzsche. Albert Camus lo caracterizó como rebelde metafísico enfrentado a un Dios-Ídolo al que acusa de indiferencia ante el mal y anuncia el tiempo del alejamiento de los dioses y el de la soledad de los hombres. Ernst Bertram lo llamó “heredero de los que llevan dentro de sí el espíritu de oposición luciferino”. Se lo ha considerado el más coherente de los racionalistas, pero tambien el primer filósofo existencial, o el primero que logró salir de la historia de la metafísica, o el instaurador de una dialéctica entre Dioniso y Jesús. Se ha visto en su anti-cristianismo una expresion de religiosidad. Marxistas como Lukács lo ubican como el pensador del irracionalismo burgués del período imperialista mientras que la Escuela de Frankfurt se sintió heredera del heraclitismo nietzscheano en el que se unirían historicidad y nihilismo.
Para Derrida el nombre de Nietzsche designa actualmente en occidente al único que abordó la filosofía y la vida, la ciencia y la filosofía de la vida con su nombre, en su nombre, involucrando su biografía. Contradicciones, tensiones.Y no obstante o quizás precisamente por ello su espíritu no deja de campear en este siglo que ya culmina y que contrasta con la indiferencia que el filósofo cosechó durante el otro fin de siglo que clausuró y la tardanza en ser acogido en el seno de la filosofía institucional. Más allá de la mucha tinta que ha corrido para defenestrar o elogiar -casi siempre de modo reduccionista- su prolífica obra lo cierto es que hubo un punto en el que cosechó seguidores por izquierda y por derecha y éste es el de su vínculo con el germanismo. Un germanismo mítico hecho a imagen y semejanza de sus diferentes epígonos. Gottfried Benn se pregunta “¿Qué culpa tiene Nietzsche de que los políticos se encarnasen en él?” y Miguel Morey lo defiende contra “el triste pillaje y manipulación de su pensamiento por la barbarie nazi, posibilidad presentida por el propio Nietzsche desde, por lo menos 1884, lo que le empujaría a distanciarse explicitamente de todo lo alemán en general, y aún más del pangermanismo en particular”. Tomás Abraham considera que en sus primeras obras Nietzsche se inscribe en el movimiento que pugna por la reforma de la cultura alemana: “Mientras en Alemania abundan las corrientes políticas de reforma social, el ideal de una nueva cultura transmite el deseo de nuevos valores y de nuevos líderes”. Se sabe de las operaciones políticas de su hermana Elisabeth para procurarle trascendencia a Friedrich Wilhelm aún despues de su muerte, las que no cesaron hasta lograr cierta canonización del filósofo por parte de Hitler. Al respecto anota Gilles Deleuze: “Se sabe que los nazis tuvieron relaciones ambiguas con la obra de Nietzsche: ambiguas porque les gustaba utilizarla, pero no podían hacerlo sin despedazar citas, falsificar ediciones, prohibir textos principales”. Nietzsche escribió en 1883 a Overbeck: “No me gusta mi madre, y cada vez que oigo la voz de mi hermana me chirrían los oídos; siempre que he estado con ellas he caído enfermo”.
El matrimonio de Elisabeth con Bernhard Förster, un maestro racista wagneriano berlinés (con veleidades de “colonizador” de una Nueva Germanía en el Paraguay que predicaba el antisemitismo) fue censurado por Nietzsche al punto que escribe a Burckhardt: “…Todos los antisemitas deberían ser suprimidos”. Y en otros textos: “No frecuentar a nadie que esté implicado en esta fumistería desvergonzada de las razas” y tambien “Pero en fin,¡qué creéis que siento cuando el nombre de Zarathustra sale de la boca de los antisemitas” .
En sus escritos el filósofo es tajante en cuestionar la supuesta profundidad alemana, la mezcolanza de razas. Ante la pureza nazi de lo ario Nietzsche opone la heterogeneidad de la hibridez: El alma alemana es, ante todo compleja…los alemanes son inasibles, desconcidos, incalculables, terribles, escapan a la definición.
Son un pueblo medio en todos los sentidos. El alemán no es sino que deviene, posee una palurda indiferencia frente al gusto, sintetiza el encuentro de lo mas noble con lo mas vulgar, digiere mal sus acontecimientos, ama la comodidad intelectual, es complaciente, posee una apariencia de profundidad y de arrojo prusiano. Inclusive en su afán antigermano Nietzsche arremete contra Beethoven en favor de Mozart, opina que leer libros en alemán son una torura y que, para quien dispone de un tercer oído, los músicos alemanes ignoran la armonía y escriben mal.
Deleuze afirma que si bien es cierto que en Nietzsche no faltan consideraciones raciales “la raza no interviene más que como elemento en un cruzamiento, como factor en un complejo fisiológico, a la vez que psicológico, político, histórico y social”.
En una carta a Fritsch, autor antisemita y racista le escribe Nietzsche: “Le ruego que tenga a bien no enviarme más sus publicaciones: temo por mi paciencia”. En su Ensayo de autocrítica de 1886 escribe Nietzsche: “He aprendido a pensar sin esperanza ni indulgencia alguna acerca de ese “ser alemán”, y asimismo acerca de la música alemana de ahora, la cual es romanticismo de los pies a la cabeza y la menos griega de todas las formas de arte: además, una destrozadora de nervios de primer rango, doblemente peligrosa en un pueblo que ama la bebida y honra la oscuridad como una virtud…” En el inicio de su crisis, al límite de su lucidez, a fines de 1888 en una carta a Overbeck declara su deseo de crear una liga europea antialemana.
Para Thomas Mann el pensamiento de Nietzsche es impolítico (en tanto afirmación de valor y lo político como disvalor) y encierra el germen de cierta sobre-alemanidad. Representa la potencia espiritual de Alemania, país cuya misión sería afirmar la potencia de lo impolítico como camino hacia su universalización. Massimo Cacciari polemiza contra esta postura pues no halla que en Nietzsche lo político sea un disvalor. Lo impolítico no significa supra político sino crítica de la ideología de lo político. Gianni Vattimo considera que la interpretación del pensamiento de Nietzsche ha oscilado entre la afirmación de su inactualidad (tan sólo un fenómeno artístico) hasta su consideración por el nacionalsocialismo como un pensamiento de actualidad sobrecogedora. Tal la interpretación nazi de su pensamiento sobre la voluntad de poder que inaugura el libro de A.Baeumler de 1931: Nietzsche, filósofo y político. Georges Bataille dedica un capítulo de sus estudios (Nietzsche y el nacionalsocialismo) a demostrar la incompatibilidad radical entre sus ideas y las de un reaccionario fascista.Vé en la exaltación de los valores dionisíacos la contrapartida de la posición de un Rosemberg quien en su Mito del siglo XX denuncia el culto de Dioniso (“un dios desconocido” de quien Nietzsche se consideraba discípulo) como no ario. “La juventud necesita estadios y no bosques sagrados”, afirmará Hitler. Rechazo a un Dioniso portador (junto con su sensualidad, su danza, su risa, su juego, su fuerza creadora) de un mensaje donde al decir de Deleuze la multiplicidad, el devenir, el respeto por las diferencias, el azar “son suficientes y objetos de alegría en sí mismos”, la alegría propiamente filosófica. Un Baco, dios del vino y de las fuerzas productoras de la Tierra en cuyo ritual orgiástico se ha advertido el surgimiento de la tragedia.-
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“Friedrich Nietzsche at Weimar”:
Whether these clips are authentic has been debated, but, they a remarkable look at Nietzsche’s ‘last days’ in Weimar in the summer of 1899 (one year before his death)…
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Querida amiga: tus envíos cada vez más me obligan a repasar mis pensamientos, que es una forma de repasar de la mejor manera que pueda mi vida. Por razones familiares, ignoro cuál es la importancia que se les puede otorgar, tanto por lado de mi padre, como de mi madre, siempre conocí un particular “odio” por el nazismo, el fascismo, el franquismo. Odio es una palabra que no me gusta por la sencilla razón que no sé odiar (acaso por algunos momentos puedo odiar, pero eso se pasa rápidamente) no sé odiar, te decía, pues me provoca un profundo malestar físico. No se trata de una virtud sino algo que se encuentra en mí, que debo haber traído desde el momento en que nací. Te hablo del odio porque creo que ser nazi o fascista o franquista, en la historia y en sus grises discípulos del presente, requiere una alta dosis de odio, que los tres sistemas de lo abominable llevaron a cabo, sobre todo Hitler y Franco, un poco menos el italiano de mandíbula batiente, personaje de una mala ópera, pero menos brutal. Tus palabras, que encierran tantas preguntas sin signos de interrogación, habla de la relación de algunos filósofos que pudieron sustentar ideas parecidas. Creo que no es así, pero de cualquier manera, se los falsifica para poder usarlos. Lo curioso es que aún cuando sabemos bien que las razas, en el sentido que el término era utilizado por los nazis, no existen, pero aún hoy seguimos hablando de ese tema. Me gustaría darte el nombre de un francés que escribió que las mismas características que llevaron a los alemanes a darnos los músicos, los poetas, los pintores que nos dieron, son aquellas que posibilitaron el nazismo. ¿Puede ser así? He notado en una buena cantidad de amigos alemanes que tengo que hay en ellos una tendencia a creer que necesariamente que “lo alemán” es siempre “lo mejor”. Por otra parte, admiran a Konrad Lorenz, el señor a quien seguían los gansos, yo también lo admiro, pero sus estudios sobre los “animalitos” suelen tener pasajes que traducen un cierto apego a creer en el “racismo”, no en aquello que evidentemente se tiene por herencia. La crueldad, me parece, es algo cultural, y eso pesa tanto como lo heredado. Me gustaría un mundo en el cual se pusiera en práctica aquello que decía Albert Schweitzer sobre una reverencia absoluta por lo vivo. Pero este hombre creo que ya no figura en el catalogo de lo que se lee o piensa en la actualidad. Ya es demasiado, temo cansarte, si es que ya no lo he hecho, pero como buen lector de Borges no puedo dejar de tener un espacio de afecto tanto para Nietsche como Schopenhauer. Te mando un abrazo, espero otro de tus envíos. Yo te mandaré las fotos prometidas, aún no he podido hacerlo, cosa que por otra parte te habrás dado cuenta. Gary Vila Ortiz. Rosario.
Hola Aquileana
Un montón de besos, me he metido en tu página a ver que tal ibas y veo que sigues hablando de Nietzsche
Nietzsche es tremendamente antinacionalista, en general anticualquier cosa que disfrace al individuo. Como alguna vez comentó alguien en tu blog en él no hay sitio para el amor al prójimo. Y eso es verdad y no lo es
Es y no lo es según la frase:”Oh sol, qué sería de tu felicidad si no tuvieras a aquellos a los que iluminas”. Donde uno ama y es feliz desde el exceso de luz singular que se derrama de él. Ergo no hay manera de ocultarse detrás de un grupo, en el que supuestamente estarían las esencias de lo bueno. No existe lo bueno y lo malo, y sólo se trata de afirmar la propia naturaleza frente a la de los grupos,(Nacionalistas, socialistas, etc)
Siempre el amor a uno mismo antes que al prójimo
Más besos
PP
>”Odio es una palabra que no me gusta por la sencilla razón que no sé odiar”…
>”Me gustaría un mundo en el cual se pusiera en práctica aquello que decía Albert Schweitzer sobre una reverencia absoluta por lo vivo. Pero este hombre creo que ya no figura en el catalogo de lo que se lee o piensa en la actualidad”….
Un ejemplo de idealismo puro, el tuyo Gary.
Gracias por abrir nuevos senderos,
Aquileana 🙂
Gracias PP por el comentario, es bueno que hayas vuelto…
Comparto tus lúcidas apreciaciones…
A martillazos el antisistema filosófico nietzscheano ubica como premisa el desacato a la moral y, consecuentemente a los mandamientos cristianos…
Por el sobre el prójimo, Uno: el individuo, exclusiva y excluyentemente;
Saludos y afectos,
Aquileana 🙂
Seguramente no fue el nazismo lo que nietzsche hubiera querido desde ya… pero lo cierto es que su rechazo al socialismo, el cristianismo compasivo y todas las cuestiones que no sean el endurecimiento del hombre y la perfección humana le parecían decadentes…
La crítica a Schopenhauer se basó en el cristianismo moral que tenía éste… así como criticó el matrimonio por amor, porque antes era mejor que un matrimonio que conformara a fuerza de conveniencia que como fruto de un amor, que no es otra cosa que decadencia.
Daniel;
Es cierto que Nietzsche fue un filósofo radical, crítico de las ideas occidentales emanadas del cristianismo compasivo, de la Razón en términos socráticos, pero no creo que esta cuestión del endurecimiento que señalabas antes haya sido parte fundante de sus ideas… A mí siempre me ha parecido que Schopenhauer podía aún sin haberlo querido haber aportado ideas más próximas al Nazismo que el porpio Nietzsche…
Saludos y gracias por el comentario;
Aquileana 😉
majestuoso!!!!!, es uno de los pocos escritos que encuentro en la cual valoran y aprecian el verdadero legado de tan grande pensador.
Saludos.
Richard