Immanuel Kant: “Lo Bello y Lo Sublime”.
Este delicado sentimiento que ahora vamos a considerar es principalmente de dos clases: el sentimiento de lo sublime y el de lo bello. La emoción es en ambos agradable, pero de muy diferente modo. La vista de una montaña cuyas nevadas cimas se alzan sobre las nubes, la descripción de una tempestad furiosa o la pintura del infierno por Milton, producen agrado, pero unido a terror; en cambio, la contemplación de campiñas floridas, valles con arroyos serpenteantes, cubiertos de rebaños pastando; la descripción del Elíseo o la pintura del cinturón del Venus en Homero, proporcionan también una sensación agradable, pero alegre y sonriente. Para que aquella impresión ocurra en nosotros con fuerza apropiada, debemos tener un sentimiento de lo sublime; para disfrutar bien la segunda, es preciso el sentimiento de lo bello. Lo sublime, conmueve; lo bello, encanta. La expresión del hombre, dominado por el sentimiento de lo sublime, es seria; a veces fija y asombrada. Lo sublime presenta a su vez diferentes caracteres. A veces le acompaña cierto terror o también melancolía, en algunos casos meramente un asombro tranquilo, y en otros un sentimiento de belleza extendida sobre una disposición general sublime. Lo sublime ha de ser siempre grande; lo bello puede ser también pequeño. Lo sublime ha de ser sencillo; lo bello puede estar engalanado. Una gran altura es tan sublime como una profundidad; pero a ésta acompaña una sensación de estremecimiento, y a aquélla una de asombro. La virtud de una mujer es una virtud bella. La del sexo masculino debe ser una virtud noble. Para no perder de vista mi tema, quiero aún establecer algunas observaciones sobre el influjo que los sexos pueden ejercer recíprocamente para embellecer o ennoblecer el sentimiento del otro. La mujer tiene un sentimiento preferente para lo bello, en lo que a ella misma se refiere; pero en el sexo masculino, siente principalmente lo noble. En cambio, el hombre prefiere lo noble para sí mismo, y lo bello, cuando se encuentra en la mujer. De ello debemos deducir que los fines de la Naturaleza tienden, mediante la inclinación sexual, a ennoblecer siempre más al hombre y a embellecer más a la mujer.
La amistad presenta principalmente el carácter de lo sublime; el amor sexual, el de lo bello. La delicadeza y el respeto profundo dan, sin embargo, a éste último cierta dignidad y elevación, mientras las bromas traviesas y la confianza le acentúan el carácter bello. La tragedia se distingue, en mi sentir, principalmente de la comedia en que la primera excita el sentimiento de lo sublime, y la segunda el de lo bello. Nunca se encuentran en la naturaleza humana cualidades loables sin que al mismo tiempo las degeneraciones de las mismas no terminen por infinitas gradaciones en la imperfección más extrema. La cualidad de lo sublime terrible, cuando se hace completamente monstruoso, cae en lo extravagante Cosas fuera de lo natural, por cuanto en ellas se pretende lo sublime, aunque poco o nada se consiga, son las monstruosidades. Quien guste de lo extravagante o crea en él, es un fantástico. Por otra parte, el sentimiento de lo bello degenera cuando en él falta por completo lo noble, y entonces se le denomina frívolo.
La verdadera virtud, por tanto, sólo puede descansar en principios que la hacen tanto más sublime y noble cuanto más generales. Estos principios no son reglas especulativas, sino la conciencia de un sentimiento que vive en todo pecho humano, y cuyo dominio es mucho más amplio que el campo de la compasión y de la complacencia. Creo recoger todo su contenido diciendo que es el sentimiento de la belleza y la dignidad de la naturaleza humana. Lo primero es el fundamento de la benevolencia general; lo segundo, de la estimación general; y si este sentimiento alcanzase la máxima perfección en un corazón humano cualquiera, este hombre se amaría y se estimaría ciertamente a sí mismo, pero no más que en cuanto es uno de todos aquellos a los cuales se extiende su amplio y noble sentimiento. Sólo subordinando a inclinación tan amplia las nuestras, pueden aplicarse proporcionalmente nuestros buenos instintos y producir el noble decoro que constituye la belleza de la virtud.-
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Link: http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/filosofia/sublime/indice.html
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[…] https://aquileana.wordpress.com/2007/12/16/kant-lo-bello-y-lo-sublime/ […]
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necesito hacer una crítica sobre esto y no sé qué escribir… Alguien me ayuda? 😦
[…] Colección de sueños donde se reflexiona sobre la noción en el autor del concepto kantiano de lo bello y lo sublime. Señala Valentín que con este autor la utilidad queda en entredicho, y que por ejemplo en El […]
Gracias por el enlace 😉
Saludos,
Aquileana 😛
[…] his book, “Observations on the Feeling of the Beautiful and Sublime” (1764), Immanuel Kant describes the feeling of the sublime and the feeling of the […]
[…] was think of Immanuel Kant… In his book, “Observations on the Feeling of the Beautiful and Sublime” (1764), Immanuel Kant describes the feeling of the sublime and the feeling of the […]
Gracias por compartir!
Gracias por leer! 😀
Reblogged this on Flores árticas.
Muchas gracias por compartir 😉 😀
No sé como diablos he llegado aquí, a esta nota… bueno,
Ya que estoy aquí voy a escribir algo, Tengo mi “grandiosa” duda de “apropiación sublime”
Sospecho que Kant cuando publica en 1764 esa obra, se está apropiando y copiando a WInckelmant, (al que ni cita)
WInckelmant, da ese adjetivo Sublime al arte cuando sin condescendencia ninguna se separa y elimina las imperfecciones y cánones de la natura superándola.
Kant se lo lleva al terreno de las ideas, diciendo que las ideas que parten de nuestra animalidad, (nuestra naturaleza), pueden ser bellas pero no alcanzan a ser sublimes como la amistad y tal y tal y tal….
Esto no es una reflexión que parte de la observación sino una majadería.que parte de retorcer la idea apropiada a WInckelmant
y como no me puedo aguantar de decirlo, lo digo.
Kisss y Kisss
Interesantísimo lo que planteas respecto a la “apropiación sublime”, y cómo Kant se habría apropiado de ideas de Winckelmant, en tal sentido
En cuanto a la disgresión del final… Creo que Kant se alejaría de Platón… Pues es último no plantea el concepto de “Sublime”. De hecho, dados los atributos del Mundo de las Ideas (ininteligibilidad, Perennidad, Verdad, Esencia, etc)… pensaba que, a pesar de ello, las Ideas se acercarían a lo Sublime. Al menos teniendo en cuenta las diferencias gnoseológicas que existen entre ellas y las cosas del mundo sensible… aunque, bueno. Claro está que Platón no se refiere a nada similar a “Lo Sublime”…
Muchísimas gracias por la visita y el excelente comentario. Kisses back! 😀 ❤